sábado, 3 de noviembre de 2007

Del ciclope y sus lagrimas...


Barreras…
Que nadie pase… al parecer no quieren que los seres humanos nos unamos… porque será?
Todos conocemos bien la devastadora fuerza de la desunión, todos sabemos lo que nos pueden hacer cundo estamos separados…
Separados por… Porque? En ocasiones verdaderamente no entiendo como esta raza, se autoproclama “una raza inteligente” hasta quizás la mas inteligente!!
No quiero ni siquiera pensar que locura es la que nos mueve a argumentar semejante disparate…
Sombras que nos indican que hemos llegado al fin a nuestra conciencia, penosas almas que aun no comprendieron el porque de su nombre ruegan al cielo por un poco de consuelo…
Quizás aun no entendimos para que estemos aquí….
Será para amar? Para conocer el significado del verbo ser… estar… existir para aprender a…
A que?
Suponga que uno tiene seis monos en una pieza. Del cielo raso, cuelga un “cacho” de bananas. Justo debajo de él hay una escalera (como la de un pintor o un carpintero). No hace falta que pase mucho tiempo para que uno de los monos suba las escaleras hacia las bananas.Y ahí comienza el experimento: en el mismo momento en que toca la escalera, todos los monos son rociados con agua helada. Naturalmente, eso detiene al mono.Luego de un rato, o bien el mismo mono o alguno de los otros hace otro intento con el mismo resultado: todos los monos son rociados con el agua helada a poco que uno de ellos toque la escalera. Cuando este proceso se repite un par de veces más, los monos ya están advertidos. No bien alguno de ellos quiere intentarlo, los otros tratan de evitarlo, y terminan a los golpes si es necesario.Una vez que llegamos a este estadío, retiramos uno de los monos de la pieza, y lo sustituimos por uno nuevo (que obviamente no participó del experimento hasta aquí). El nuevo mono ve las bananas e inmediatamente trata de subir por las escaleras. Para su horror, todos los otros monos lo atacan. Y obviamente se lo impiden. Luego de un par de intentos más, el nuevo mono ya aprendió: si intenta subir por las escaleras, lo van a golpear sin piedad.Luego, se repite el procedimiento: se retira un segundo mono y se incluye uno nuevo otra vez. El recién llegado va hacia las escaleras y el proceso se repite: no bien la toca (la escalera), es atacado masivamente. No sólo eso: el mono que había entrado justo antes que él (¡que nunca había experimentado el agua helada!) participaba del episodio de violencia con gran entusiasmo.Un tercer mono es reemplazado y no bien intenta subir las escaleras, los otros cinco lo golpean, impidiéndoselo. Con todo, dos de los monos que lo golpean no tienen ni idea del porqué uno no puede subir las escaleras.Se reemplaza un cuarto mono, luego el quinto y por último, el sexto, que a esta altura es el único que quedaba del grupo original. Al sacar a éste, ya no queda ninguno que haya experimentado el episodio del agua helada. Sin embargo, una vez que el último lo intenta un par de veces, y es golpeado furiosamente por los otros cinco, ahora queda establecida la regla: no se puede subir por las escaleras. Quien lo hace se expone a una represión brutal. Sólo que ahora ninguno de los seis tiene argumentos para sostener tal barbarie.Cualquier similitud con la realidad de los humanos, no es pura coincidencia ni casualidad. Es que así somos: como monos.

1 comentario:

Gatun escribe dijo...

Para mí no somos como monos, claro que hay similitudes porque somos animales. El ser humano en su afán de creerse superior a todo, olvida su origen, olvida que es un animal.
La cuestión es que somos el animal más estúpido de la tierra. El ser humano es el animal con más capacidad mental del mundo, sin embargo utilizó su conocimiento para mal, para destruir a todas las demas razas y finalmente autodestruirse, convirtiéndose así en el animal mas estúpido de todos.
El problema es que no solo somos tontos, sino que tenemos una soberbia tan enorme que no nos preocupamos de nuestros propios actos ya que seguramente no seremos nosotros los que veamos el mundo aniquilado, sino generaciones posteriores que no ocupan un cm de nuestra conciencia.